Llega el momento de hacer balance del año literario que me ha parecido excelente. A los amantes de las listas nos encantan los números precisos como el 10, pero sin duda podían entrar más. Otra de las reglas de esta lista es que son libros editados en el año 2018 lo cual no quiere decir que no haya leído espléndidos libros anteriores. Sobre todo ha sido un año lleno de poesía y entre lo que más he gustado destacaría las ediciones de poesías completas de Sylvia Plath (Bartleby Editores, 2009), Anne Sexton (Linteo Poesía, 2016) o Alejandra Pizarnik (Lumen, 2016) con cuyas páginas he disfrutado mucho este año. Pero como las reglas son las reglas, aquí van los mejores libros de 2018, en mí opinión.

1. Americanah, Chimamanda Ngozi Adichie, Random House

Vuelve la gran novela americana sin duda. Una historia de multiculturalidad pero sin corrección política. No es la típica novela sobre minorías contada desde la óptica de las minorías sino por el contrario es, efectivamente, una gran historia de una nigeriana que vive y estudia en Estados Unidos y lo cuenta y luego vuelve a su país y lo cuenta. Un estilo vibrante, divertido, no exento de autocrítica y una cierta mala leche que es muy reconfortante.

2. Rachel Cusk  Prestigio, Libros del Asteroide

El triunfo del yo escritor. Esta novela es el punto final de una excelente trilogía muy recomendable. Junto con «A contraluz» y «Transito» cierra un recorrido de una honestidad radical consigo misma y con la propia literatura. En «Prestigio» vamos transitando de conversación en conversación para en un especie de monologo interior vertido hacia la conciencia global descubrir vidas personales, pensamientos y reflexiones que hacen que no puedas parar de leer.

3. Conversaciones entre amigos, Sally Rooney, Random House

Para mí sin duda, la novela más refrescante de las que he leído. Con un estilo casi «millenial» la autora va reflejando conversaciones en distintos formatos que nos dan como resultado un retrato muy original  y muy generacional sobre todo.

4. Sara Mesa: Cara de Pan, Anagrama

Había una expectativas muy altas después de «Cicatriz» que era enorme. Con Cara de Pan, si superamos esa terrible tentación de la comparación, nos encontramos con un relato incómodo y áspero pero que a mí personalmente me ha cautivado por su riesgo. Abordar en estos tiempos de hipercorrección política temas que a algunos bienpensantes les podría ofender como es el de las relaciones entre una persona adulta y un menor, es cuando menos un salto mortal. La novela creo que no va eso sino de la soledad, de los personajes esquinados por sensibles, de las relaciones más allá de las fronteras y todo ello narrado con un estilo contenido y casi arquitectónico marca de la casa. Atrévanse, por favor.

5. Maggie O’Farrell: La primera mano que sostuvo la mía, Libros del Asteroide

Deliciosa y al tiempo muy técnica. Novela en dos planos que se entrecruzan y que van del Soho bohemio de los cincuenta al Londres actual. Novela con sorpresa final que te va llevando de la mano con pulso firme y diestro y donde los personajes están trazados a cincel con una enorme delicadeza. El texto derrocha sensibilidad y buen gusto al servicio de una trama que te termina atrapando.

6. Alice McDermott: La novena hora, Libros del Asteroide

Sí, es una novela de monjas y sí es una novela ambientada en el Brooklyn de principios de siglo y sí me parece una novela de rabioso feminismo. Como se ha dicho ya es una novela sobre mujeres que ayudan a mujeres pero sin cursiladas, sin sentimentalismos baratos. Sororidad se llama. Para mí, Alice McDermott es una gran escritora clásica aunque escriba en nuestro siglo. Para apreciar un estilo preciso donde no se derrochan adjetivos pero las descripciones son simplemente perfectas. No es una novela para estar de acuerdo con los personajes pero es una novela para admirarse de cómo están construidos.

7. Eva Baltasar: Permafrost, Random House

La gran sorpresa del año. Eva Baltasar conduce una novela de lesbianas y suicidas sin que sea una novela de lesbianas y suicidas. Es un texto que puede costar un poco de entrar, pero cuando pasas esa capa superficial que nos tiende la novelista, cuando atraviesas el permafrost de la apariencia, por seguir con la metáfora apabullante del título, se descubre una novelista madura y con una historia muy potente que contar. Buceen por debajo de la capa de hielo y verán cómo late el pulso de una historia de altura.

8. Fred Vargas: Cuando sale la reclusa, Siruela

En un blog que toma su título de una de las obran mayores de Chandler no podía falta la representación de la novela negra. Jean-Baptiste Adamsberg vuelve de Islandia y cómo vuelve. Una trama fantástica que te atrapa desde las primeras páginas como debe ser en la novela negra, que contiene la suficiente oscuridad y bajos fondos para hacer honor al género. Si no habéis leído todavía nada de esta gigante de la novela negra, este texto resume todos sus temas y todas sus obsesiones en la que, en mi opinión, puede ser su mejor novela hasta el momento.

9. Vivian Gornick: La mujer singular y la ciudad, Sexto Piso

¿Qué decir de Vivian Gornick? que es un bicho raro en la literatura, que debe ser muy compleja en su vida personal pero al tiempo me parece una mujer fascinante. Esta novela, continuación de lo menos magistral «Apegos feroces» nos devuelve al paisaje tan característico de Nueva York, a ese ritmo frenético y salvaje de sus novelas, a esos cruces de caminos de los personajes tan característicos. Si no han leído «Apegos…» aprovechen y leerlas de corrido y verán como ambas construyen un fresco fascinante sobre la amistad, el amor y la ciudad.

10. Manuel Vilas: Ordesa, Alfaguara

El único hombre de la lista de autores. Supongo que no es casualidad. En casi todas las listas de los periódicos y medios aparece como la novela del año y, sin duda, es un texto imprescible del año y que hay que leer obligatoriamente pero, en mí opinión, le falta en la parte final una cierta contención. Las primeras 50 páginas son problamente de las mejores que le leído. Un ajuste de cuentas brutal con el padre, con la vida, con el todo y son, literariamente, para estudiar despacio. Se pierde un tanto, el efecto, en la segunda parte en la que, fruto del exceso, creo que no sabe rematar pero, sin duda, es uno de los libros de año y posiblemente de la década.