Metapoesía y poesía francesa

De nuevo nos convocan Violeta Dávila y Nacho Uriarte para una apasionante velada poética sobre metapoesía en la poesía francesa. Para la tarea de elegir los textos lo primero es acotar qué entendemos por “Metapoesía” y para eso me acojo a la definición de nuestro “novísimo” Guillermo Carnero.

“Metapoesía es el discurso poético cuyo asunto, o uno de cuyos asuntos, es el hecho mismo de escribir poesía y laorelación entre autor, texto y público. Con otras palabras, un metapoema es un poema que tiene dos niveles discursivos paralelos. En el primero, se trata de lo que habitualmente entendemos por poema. En el segundo, que discurre paralelamente al primero, y entremezclado con él, reflexiona sobre su propia naturaleza, su origen, condicionamientos y demás circunstancias. No hace falta decir que un metapoema podría, al menos en principio, constar solo el segundo nivel, o nivel reflexivo, en cuyo caso habría que sobreentender como primer nivel implícito toda la obra anterior del que escribe”

Guillermo Carnero, “La corte de los poetas”

“Arte Poética” Jadis et Naguère (Antaño y hogaño) (1884), Paul Verlaine.

Paul Verlaine, Jadis et Naguère - Metapoesía

Padel Verlaine

La vida de Verlaine cambia en 1870 cuando conoce a Arthur Rimbaud, por el cual abandona a su mujer y se va a vivir a Londres con el joven poeta. Verlaine es condenado por disparar contra su amante y es encarcelado durante algunos años. En la prisión de Mons se cree que hacia 1874 escribió el texto elegido.

 El poema es recogido en el libro «Jadis et naguere» que se publicó en 1884 y recoge textos escritos en diversas etapas de la vida del autor. El poema elegido, “Arte poética” recoge los principios luego desarrolados por movimientos literarios como el simbolismo o el decadentismo.

Verlaine acaso es más conocido porque 2 versos de su “Canción de Otoño” fueron el mensaje cifrado para comunicar a la resistencia francesa el comienzo del desembarco de Normandía.

Los largos sollozos de los violines del otoño/

hieren mi corazón con monótona languidez

Verlaine, amante y amigo de Rimbaud, en su trabajo sobre los “poetas malditos” atribuye a Rimbaud cualidades que bien pueden predicarse de este poema: vaguedad, no seguimiento de la razón, finura, encanto sutil, una disminución de la prevalencia de la rima.

El poema, aunque de una gran “modernidad”, entronca con una tradición dentro de la literatura universal de describir, incluso prescribir, el canón literario. Desde la “Poética” de Aristoteles (de la que como cuenta Eco se perdió el libro sobre la Comedia) contamos con diversas “artes poéticas” que han funcionado como declaración de principios o como explicación del marco literario el que el autor quiere moverse.

Los principios de la estética de Verlaine, que pueden aplicar también a Rimbaud, pueden leerse en el blog “Cátedra de literatura francesa

  • Primacía de la música
  • Búsqueda de ritmos y de metros inexplotados (lo que implica el fin de la dictadura del alejandrino)
  • Apertura a la imprecisión de los contenidos y a lo connotativo
  • Búsqueda del matiz, de las medias tintas y del sentido oculto
  • Rechazo de la risa
  • Rechazo de la elocuencia
  • Rechazo de la rima excesiva (rica)
  • Levedad, rechazo de lo artificioso o pesado

 

Prefiere la música a toda otra cosa,
persigue la sílaba impar, imprecisa,
más ágil y más soluble en la brisa,
que –libre de lastre– ni pesa ni posa.

Que vuestra palabra tenga un indeciso
y equívoco paso, si lo decidís.
Nada más hermoso que la canción gris,
donde lo indeciso se une a lo preciso.

Detrás de los velos, las miradas bellas.
En el mediodía, una luz que oscila.
Un cielo de otoño templado perfila
un confuso azul de claras estrellas.

Matiz, claroscuro, veladura sola.
Nada de color. Sólo los matices.
El matiz compone parejas felices
entre sueño y sueño, entre flauta y viola.

Aleja de ti la punta asesina,
la gracia cruel y el rictus de hielo,
que harían llorar los ojos del cielo
con todo ese ajo de mala cocina.

Coge la retórica y amordázala.
Sujeta la rima, y dale sentido
a esa carambola de vano sonido,
que, si la dejamos, ¿hasta dónde irá?

¡Ah, la sinrazón de la pobre rima!
¿Qué párvulo sordo, qué negro mochales,
nos forjó esa joya de cuatro reales
que suena a oropel hueco con la lima?

La música siempre, y en tono menor.
Que tu verso sea fugaz y suave,
sutil y ligero, como vuelo de ave
que busca otros cielos y otro nuevo amor.

Que tu verso sea la buena ventura
esparcida al aire de la madrugada,
que huele a tomillo y a menta granada…
Todo lo demás es literatura.

Arthur Rimbaud (1854-1891). Iluminaciones seguidas de las «Cartas del Vidente»

Iluminaciones de Rimbaud - Metapoesía

Portada del libro Iluminaciones de Arthur Rimbaud

En Las Iluminaciones, posiblemente la primera obra cumbre de la poesía moderna podemos observar un dialogo metapoçetico entre el autor, sus lectores y su obra, con decía Carnero, si leemos en paralelo el propio texto poética con las denominadas «Cartas del Vidente» que suelen acompañar la mayoría de las ediciones.

«Digo que hay que ser vidente, hacerse vidente. El poeta se hace vidente por un largo, inmenso y razonado desarreglo de todos los sentidos. Todas las formas de amor, de sufrimiento, de locura; busca por sí mismo, agota en sí todos los venenos, para no quedarse sino con sus quintaesencias. Inefable tortura en la que necesita de toda la fe, de toda la fuerza sobrehumana, por la que se convierte entre todos en el enfermo grave, el gran criminal, el gran maldito, — ¡y el supremo Sabio! — ¡Porque alcanza lo desconocido! ¡Porque se ha cultivado el alma, ya rica, más que ningún otro! Alcanza lo desconocido y, aunque, enloquecido, acabara perdiendo la inteligencia de sus visiones, ¡no dejaría de haberlas visto! Que reviente saltando hacia cosas inauditas o innombrables: ya vendrán otros horribles trabajadores; empezarán a partir de los horizontes en que el otro se haya desplomado.»

y ahora podemos volver a la estrofa 3 de VIDAS.

«En un granero donde me encerraron a los doce años conocí el mundo, ilustré la comedia humana. En una bodega aprendí la Historia. En alguna fiesta nocturna en una ciudad del Norte, me tropecé con todas las mujeres de los antiguos pintores. En un viejo pasadizo de París me enseñaron las ciencias clásicas. En un magnífico alojamiento cercado por el Oriente entero llevé a cabo mi inmensa obra y transcurrió mi ilustre retiro. He fermentado mi sangre. Me dispensaron del deber. Ya no hace falta ni pensar en ello. Soy realmente de ultratumba, y no acepto encargos»

Paul Valéry (Sète, 30 de octubre de 1871 – París, 20 de julio de 1945)

Escritor, poeta, ensayista y filósofo francés. Como poeta es el principal representante de la llamada poesía pura.

El comentario Marino de Paul Valery - Metapoesía

Portada del libro «El cementerio Marino» de Paul Valery

El poema, como explicaba el académico Gustave Cohen,  tiene la estructura de una tragedia clásica, realizada no en cinco sino en cuatro actos, con su exposición, su trama y su desenlace. Esos cuatro actos o momentos, los identifica como Inmovilidad del No-Ser o de la Nada eterna e inconsciente (estrofas IIV), el primero; Movilidad del Ser efímero y consciente (estrofas V-VIII), el segundo; ¿Muerte o Inmortalidad? (estrofas IXXVIII), el tercero; y Triunfo de lo momentáneo y de lo sucesivo, del cambio y de la creación poética (estrofas XIX-XXIV),

El poeta no elabora abstracciones, su frecuentación de las formas verbales es experiencia espiritual. La libertad se encuentra en la aparente restricción, ese ir borrando toda señal demasiado espontánea que es también una puesta en cuestión de la propiamente, de las propias medidas y acepciones; esa búsqueda de una transparencia en su acepción de lucidez, no de lisa y llana claridad.

Es reseñable como «poetica», como dialogo entre el autor y su propio texto, el comentario de Valery a la explicación que dio Cohen en la Soborna:

«El poeta, a mi ver, se conoce por sus ídolos y por sus libertades, que no son los de la mayoría. La poesía se distingue de la prosa en que no tiene ni todas, ni las mismas trabas, ni todas, ni las mismas licencias que ésta. La esencia de la prosa es perecer; es decir: ser «comprendida»; es decir: ser disuelta, destruida sin remedio, reemplazada totalmente por la imagen o por el impulso que ella signifique según la convención del lenguaje. Pues la prosa sobreentiende siempre el universo de la experiencia y de los actos, universo en el cual (o gracias al cual) nuestras percepciones y nuestras acciones o emociones deben, finalmente, corresponderse o responderse de una sola manera: uniformemente. El universo práctico se reduce a un conjunto de hitos. Tal hito alcanzado, la palabra expira.

«Pero la poesía exige o sugiere un «Universo» muy diferente: universo de relaciones recíprocas, análogo al universo de los sonidos, en el cual nace y se mueve el pensamiento musical. En este universo poético la resonancia prevalece sobre la causalidad, y la «forma», lejos de desvanecerse en su efecto, es como reclamada por él. La Idea reivindica su voz.»

El poema termina con ese triunfo del cambio y la creación poética. Hay un himno a la vida, a la energía creadora, al triunfo de lo momentáneo, del Ser del Poeta sobre lo inmóvil.

¡Zenón, cruel Zenón, Zenón de Elea!

¡Me has traspasado con la flecha alada

que vibra y vuela, pero nunca vuela!

El son me engendra y la flecha me mata.

¡Oh, sol! ¡Qué sombra de tortuga para

el Aquiles del alma, raudo y quieto!

¡No, no! ¡De pie! ¡La era sucesiva!

¡Rompa el cuerpo esa forma pensativa!

¡Beba mi seno este nacer del viento!

En la frescura que la noche exhala

mi alma retorna ¡Salina potencia!

¡Corramos a la onda y revivamos!

Sí, mar gran mar de delirios dotado,

piel de pantera y clámide horadada

por millares de imágenes del sol,

ebria en tu carne azul, hidra absoluta

que te muerdes la cola refulgente

en un tumulto análogo al silencio.

El viento llega… ¡Vamos a la vida!

¡Abre y cierra mi libro al aire inmenso,

la ola en polvo salta entre las rocas!

¡Volad, páginas mías deslumbradas!

¡Olas, romped con las aguas del júbilo

el techo en paz picado por los foques!

Raymond Queneau (1903-1976) / Un poema es muy poca cosa

Raymond Queneau - Metapoesía

Portada del libro «El instante fatal» de Raymond Queneau

Fue el fundador de OuLiPo (acrónimo de «Ouvroir de littérature potentielle», en castellano «Taller de literatura potencial») Queneau realmente más que una metapoética lo que ofrece es una caja de herramientas de creación. Así por ejemplo, en su libro más conocido, los «Ejercicios de Estilo, publicado en 1943, presenta hasta 99 formas diferentes de contar un anodino episodio ocurrido en un autobús. Son diez sonetos donde cada verso se puede intercambiar por el verso correspondiente de otro soneto y así sucesivamente.

Em 1948 se publica «El instante Fatal» que contiene un apartado con el titulo ya comentado por sus antecedentes literarios de «Para un Arte poética», dentro del cual está incluido está auténtica declaración de principios revolucionaria.

Un poema es muy poca cosa

Apenas algo más que un ciclón en las Antillas

Que un tifón en el Mar de la China

Un temblor de tierra en Formosa

Una inundación del Yang Tse Kiang

Que ahoga a cien mil chinos de golpe

Zas

No eso no da siquiera tema para un poema

Es muy poca cosa

Nos divertimos mucho en nuestro pequeño pueblo

Vamos a edificar una nueva escuela

Vamos a elegir nuevo alcalde y cambiar los días de mercado

Estamos en el centro del mundo ahora estamos cerca del río

océano que corroe el horizonte

Un poema es muy poca cosa.

Raymond Queneau (El Havre, 1903-Neuilly-sur-Seine, 1976), El instante fatal, traducción de Adolfo García Ortega, Visor, Madrid, 2009