ACTUALIZACIÓN: 7 de junio de 2017
En tiempos de postverdad, los hechos objetivos, los datos, influyen mucho menos sobre la opinión pública que las falsas creencias edificadas sobre la base de las llamadas a la emoción o a las creencias personales. Será aquello de la «política de los afectos» sobre la que teoriza Imma Aguilar o será que nos estamos volviendo estúpidos, el caso es que el desconocimiento o, directamente, las falsedades sobre el trabajo parlamentario y la agenda de los parlamentarios abundan.