Este año he leído poco. En cualquier caso menos que otros años. He leído más poesía que otros años. Ha sido un año más complicado que otros años.
De todas formas, para los que nos gustan las listas, aquí va la mía que simplemente refleja las lecturas de libros editados en el año 2021 que me han dejado alguna huella. Van sin ningún orden más allá que el de la propia memoria. Creo que este año la lista me ha salido bastante maisntream. Veremos
Comienzo con dos que he leído en digital y que no salen, por tanto, en la foto.

Encrucijadas para mi es una vuelta al mejor Franzen, el de Las Correcciones. Su lectura la he disfrutado página a página reconociendo a uno de los más potentes creadores de estilo que he leído. No esperéis acción rápida al gusto de los best-seller al uso para públicos rápidos. Estamos ante una novela de personajes que se van modelando y recreando. Como decía el autor en una entrevista «son gente normal y corriente con problemas normales y corrientes». Para degustadores de la gran novela americana.
Hamnet, de Maggie O´Farrell para mi fue el gran descubrimiento del año. Es una novela que te tiene que atrapar y sumergirte en su mundo porque, en caso contrario, te dejará indiferente. Me parece fascinante cómo consigue dejar siempre en el segundo plano un personaje tan poderoso simbólicamente como Shakespeare para poner en el primer plano una historia de mujeres, no sólo de una. La novela presenta a una Agnes poderosa, casi salvaje, mística. En un año en el que hemos vivido el duelo por lo perdido. Cada uno y cada una con su pérdida, grande o pequeña, Hamnet es una novela sobre esas pérdidas importantes y cómo sobrevivir o no.
El libro doce, de Carmen Jodrá me ha reencontrado con la gran poeta que descubrí en Las moras agraces. Gracias como siempre a La Bella Varsovia y a Ignacio Vleming, entre otros, tenemos esta obra que fue la último que entregó la autora antes de su desgraciado final. Con su estilo lleno de clasicismo y referencia greco-latinas, se desliza su peculiar visión de la sensualidad, contenida, visual, casi voyeurista pero de una sensibilidad inusual.
El amante es un duende, un jinete de insectos,
como la reina Mad.
Sus alas son dos hojas o vaina de un gran árbol.
Tiempo sin claves, de Ida Vitale, es otros de los poemarios que me han acompañado en esta pandemia post pandémica. Primer libro tras el Cervantes y, posiblemente, el último libro que piensa publicar según declaraciones de la autora. A sus 98 años, se dice pronto, conserva una lucidez extrema y una precisión en el manejo del lenguaje envidiable. Libro obviamente del recuerdo, también del duelo y la pérdida. No siempre los libros «happy» son los que reconfortan porque en ellos, a mi entender, se les ve rápido el cartón. Prefiero la autenticidad de Vitale que sabe que le queda poco para morir pero eso no le para para determinarse a afirmar todo lo serio de lo que iba la vida.
«Como no estás a salvo de nada, intenta ser tú mismo la
salvación de algo
Caminar despacio, a ver si, tentado el tiempo, hace lo mismo»
Llévame a casa, de Jesús Carrasco, lo leo por una fidelidad casi perruna a este autor hosco y hostil, casi arisco pero que cuanto te engancha no puedes dejarlo. Si digo que esta novela es la anti Feria seguro que me cae una tormenta de mierda pero es lo que pienso. La muerte del padre lleva al protagonista al pueblo de su infancia y allí ocurre todo. El cuidado de la madre con demencia senil en una experiencia que muchos hemos vivido recorre la trama. Novela sin artificios tan al gusto del flojo lector de hoy en día, sin atajos sentimentales, dura como las piedras que se pueden encontrar en un secarral de Toledo. Novela excelentemente escrita.
Las gratitudes de Delphine de Vigan, me llega a través de mis queridas Violeta y Yolanda es un pequeño descanso de liviandad en un año de lecturas agrestes. A pesar de las coincidencias con el tema de la novela de Jesús Carrasco: la vejez, el olvido de la memoria, la senilidad, nada que ver en el enfoque y en el desarrollo de esta novela que se lee con mucho agrado. A pesar de que la anécdota (esa búsqueda de una hecho importante en el pasado que no desvelo) podría caer fácilmente en el sentimentalismo, la autor lo bordea con mucho oficio para transitar en una novelas sobre los sentimientos, los buenos sentimientos tal como es la gratitud. Una novela bonita.
Incluyo un ensayo por primer vez en mis listas de favoritos. En este caso El ocaso de la Democracia, de Anne Applebaum, es un libro necesario, como necesario es pensar cada vez de forma más intensa en lo que nos está pensando. Me contaban que hay programadores culturales en entidades que sólo quieren incluir comedias y musicales en sus agendas culturales al grito de que el público sólo quiere divertirse y reir despues de lo mal que lo han pasado. En mi opinión olvidando el teatro bajo la arena del que hablaba Lorca. Este ensayo creo que toca los problemas, en mi opinión, problemas muy de fondo de lo que nos ocurre: que ya no importe la verdad sino el contexto; que los fenómenos de desinformación más allá de los bursos bulos y están impregnando toda la conversación pública; las guerras culturales como espacio de confrontación y polarización. Y mucho más que se puede encontrar en una lectura muy sugestiva.

La gente no existe, de Laura Ferrero, es otro de mis imprescindibles. Un solo cuento de Laura vale por todo un libro. He de confesar, aunque Lara me retire la palabra, que creo que algunos cuentos de este último libro no están a la altura de ese monumento que era «Piscinas vacías», aun así el talento derramado en algunos merece sobradamente la lectura. Para mi es una de esas visiones literarias imprescindibles por periféricas. El punto de vista que elige Laura para narrar siempre me parece sorprendente, desde lo pequeño o desde lo grande, siempre desde una esquina que muestra una realidad que vale la pena contar. Sus cuentos hablan de la soledad, de la relación con la madre, de la lucidez, del presente. Su dominio de la técnica literaria del cuento me sigue pareciendo de grandísima altura. Muy recomendable.

Azúcar quemado, de Avni Doshi es una pequeña rareza. Otra novela sobre la relación con la madre, ambientada en Nueva Dehli. La novela es un ir y venir desde las tradiciones a la modernidad en un cruce intercultural que me ha gustado. Por otra parte, el tema (que podría ser tremendo) está tratado con un curioso sentido del humor. La leí en verano y me divirtió bastante.

Volver la vista atrás, de Juan Gabriel Vásquez es la típica novela río latinoamericana para leer en largos días de vacaciones. Mezcla historias de cine, de la guerrilla, de políticas. Puede ser ficción o puede ser realidad, todo con ese toque desmesurado muy propio del autor. Se puede leer como historia latinoamericana del siglo XX pero también con una proyección hacia el presente.

El país de los otros, de Leila Slimani, se lo dedico a un un buen amigo que vive entre estas dos culturas. La novela habla del desarraigo y de la integración de una familia en el Marruecos colonial. Literaturas sobre el sur global. El país de los otros nunca es el país de nadie si no se convierte en el país de todos. Novela de grandes descripciones sobre modos de vida.
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