"Un largo adiós": Página personal de Miguel Ángel Gonzalo

Publicaciones sobre transparencia, parlamento abierto, rendición de cuentas, literatura, teatro y otras pasiones

Mes: enero 2022

Seminario Eurosocial

Rompiendo barreras entre el Estado y la ciudadanía: transparencia y lucha contra la corrupción

Texto de la intervención en el Conversatorio celebrado en Valparaíso el 13 de enero de 2022 en el evento organizado por Eurosocial+ «Pactos políticos y sociales para una nueva América Látina»

(agradezco la generosidad de Luis Marañón y Rafael Rubio algunas de cuyas ideas he tomado prestadas para esta intervención)

A pesar de los avances de en materias de transparencia legislativa, los congresos han sido históricamente las instituciones que generan mayor desconfianza ciudadana al menos en la experiencia y perspectiva española y creo que también en los parlamentos de nuestro entorno.

Creo importante responder a las siguientes dos preguntas:

  • ¿Qué está faltando para un mayor acercamiento entre los ciudadanos y los parlamentos?
  • ¿Qué se necesita para que los ciudadanos perciban la relevancia del rol de los parlamentos en un sistema democrático?

El Parlamento se encuentra en el punto de mira como nunca lo había estado, todo artículo que examine su labor, su utilidad o el rol que juega dentro del sistema político comienza por resaltar la crisis de legitimidad a la que se enfrenta.

Si se examinan los datos de la European Social Survey ronda 2018 vemos que la confianza en las instituciones parlamentarias a nivel europeo no ha mejorado sustancialmente en los últimos 15 años.

El porcentaje de ciudadanos europeos que confiaban poco o nada en sus parlamentos era de un 36,8 % en en el año 2002 y del 44% en el año 2018. Como se puede ver poco o nada se ha avanzado en términos de confianza.

Confianza en los parlamentos nacionales. Datos de la Ronda 2018 de la ESS.

No hay que confundir descontento con desafección

Como ya explicaban en el lejano 2013 José Ramón Montero y Mariano Torcal, el descontento supone la insatisfacción por los rendimientos negativos del régimen o de sus dirigentes ante su incapacidad para resolver problemas básicos. El descontento no suele afectar a la legitimidad democrática. El descontento es sobre todo coyuntural, y depende de los vaivenes de una opinión pública vinculada a la popularidad de los Gobiernos y de sus políticas; de ahí que pueda corregirse por los cambios electorales o las mejoras económicas.

La desafección implica desapego o alejamiento de los ciudadanos con respecto al sistema político. Suele medirse por:

  • el desinterés hacia la política,
  • las percepciones de ineficacia personal ante la política y los políticos
  • el cinismo hacia ambos
  • sentimientos combinados de impotencia, indiferencia y aburrimiento hacia la política.

Las consecuencias de la desinformación son: la pasividad y el rechazo indiscriminado de partidos y dirigentes políticos.

Lo verdaderamente grave es la desafección porque es lo que conduce a la verdadera crisis de legitimidad de las instituciones.

Es necesario realizar un buen diagnóstico de las causas de la desafección

Entre las causas de la desafección podemos citar las siguientes:

Las procedentes de una cierta teoría política

Entre las causas de la desafección no hay que perder de vista una cierta teoría elitista de la democracia. Algunos Los teóricos de la democracia contemporánea han subrayado que “la participación de unos pocos y la apatía de los muchos es fundamental para garantizar la estabilidad democrática”. Se asume que decidir sobre los asuntos públicos es una tarea demasiado complicada como para dejarla en manos de la ciudadanía, cuyo papel se reduce a legitimar el poder de las élites electas.

Una cierta tradición de la democracia liberal ha enfatizado la necesidad de ver la política como un lugar o un conjunto de instituciones que son manejadas por otros (políticos, burócratas, militantes de los partidos) minusvalorando el grado en el que la participación activa de los ciudadanos enriquece la política.

Una derivada de esta teoría política es que no hay un pensamiento colectivo, la sociedad está centrada en una solución individual/familiar. Que se puede plasmar en frases como “No impuestos, solo tendré lo que me pueda pagar yo”. Por tanto, una institución basada en la gestión de lo común queda fuera de esta lógica.

Razones derivadas de la sociología política

Sin embargo, considero mucho más útil para realizar ese diagnóstico de la desafección mirar hacia la sociología política. Se pueden enumerar, entre otras, la siguientes.

Desconocimiento

La ciudadanía, a pesar de los esfuerzos que realizan los parlamentos a través de sus herramientas de comunicación, no conoce en profundidad la labor parlamentaria, porque apenas se informa de ella en los medios de comunicación de masas. El relato que se transmite se parece más a un escenario más de batalla política y discusión, porque se muestra únicamente esa dimensión en los cortes de los informativos. No se percibe la utilidad, la relevancia ni la trascendencia de las funciones del parlamento.

Confusión entre la institución y sus miembros

Se achaca a la institución los posibles malos funcionamientos de sus miembros (los parlamentarios). Hay que señalar en este sentido, que el funcionamiento del parlamento no es la causa primera de la desafección, sino la propia política o el sistema de partidos en general

Ausencia de “lenguaje fácil” o de “comunicación clara”.

No se entiende ni la labor ni el lenguaje. Es difícil hacer un seguimiento del lenguaje térnico que muchas veces de utiliza para referirse a las funciones parlamentarios. «Proposición no de ley», «moción consecuencias de interpelación», «avocación del debate por el Pleno» y tantas y tantas otras expresiones técnicas a veces conviertes al parlamento es un “muro inflexible” cuyo lenguaje no se entiende al estilo del clásico marxista (“la parte contratante de la primera parte…”)

El parlamento se ve como algo inaccesible

El gran peligro es que la institución se sienta como dominada por unos pocos que disfrutan de privilegios inimaginados. El parlamento se asocia a un lugar de distribución de ingresos y retribuciones para los propios miembros, sobre el que tienen el control los partidos y no la ciudadanía. El ciudadano percibe que no tiene influencia sobre lo que ocurre dentro de las cámaras. Es lo que se denomina popularmente “vivir en universos paralelos”. Estas afirmaciones no quieren decir que los parlamentos no hayan hecho en las últimos décadas muchos esfuerzos de comunicación y de accesibilidad y sería injusto no reconocer el esfuerzo de modernización de sus páginas web o de la creación de «canales parlamento» para la emisión de las sesiones parlamentarias a través de diversas plataformas o a través de internet. Considero la política audiovisual propia una de las más rentables y eficaces de las emprendidas.

Igualmente, en este último aspecto las políticas de transparencia activa y efectiva tienen mucho que decir para corregir esta brecha de inaccesibilidad.

Sensación de que el parlamento no tiene capacidad de resolver los problemas.

Las personas sienten que las instituciones no dan respuesta a sus necesidades cotidianas. La globalización, sin duda, ha alejado los lugares de la toma de decisiones tanto geográficamente como emocionalmente.

No se percibe que el control parlamentario equivalga a control ciudadano.

Las coberturas de los medios de comunicación de la actividad parlamentaria están más cercanas a una transmisión deportiva (le han metido un gol al presidente, la oposición ha hecho una defensa contundente) o a la cobertura de la prensa rosa (que se besen, que se besen), que sitúan el relato de lo acontecido en una dinámica de amigos o enemigos).

En resumen, lo que nos dice la sociología es lo siguiente:

Prevalece por el desconocimiento antes aludido la notoriedad de las dinámicas de confrontación por encima de las dinámicas de cooperación. En el imaginario colectivo el deseo de «que se entiendan» prevalece sobre la confrontación aunque no es menos cierto que la polarización existe por es rentable electoralmente cerrándose así un círculo peligroso, confronto porque me es rentable electoralmente pero la que sale perdiendo es la institución

Hay un predominio de la visibilidad de la faceta competitiva-electoral por encima de la administrativa/productiva/políticas públicas. Es decir, el ciudadano tiene la percepción de que en el parlamento “no se habla de lo que pasa en la calle” ni de las necesidades reales sino que lo que ocurre sólo interesa a los funcionarios/técnicos que allí trabajan o es un mundo de manipulaciones políticas.

Conclusión

“Es la hora de la sociedad”, escribía José Ignacio Torreblanca también en un lejano 2013 para referirse a que, dentro del desastre en términos de confianza que atraviesa la sociedad española, se había producido un elemento positivo en lo relativo a la aparición de formas emergentes de movilización de la sociedad a través de plataformas organizadas, de iniciativas de ciberactivismo, de colectivos que reflexionan sobre el bien común.

Sin embargo, la conclusión a corto plazo es que es sumamente difícil que llegue a haber grandes adhesiones en torno al parlamento a pesar de lo anunciado por tantos autores. La aspiración realista debe ser, en mi opinión, que no se siga aumentando el rechazo y el destrozo, es decir, trabajar en formato «control de daños» para actuar sobre los aspectos de mayor desgaste estructural del edificio.

Es muy posible que sea imposible un gran pacto para la reforma total de la institución, por tanto, creo que sería muy positivo ir generando pequeños consensos en torno a reformas parciales del reglamento, por ejemplo para regular los grupos de interés, para ampliar las posibilidad de las solicitude de acceso a la información que vayan más allá de los aspectos ceñidos a la actuación administrativa del parlamento, abrir pilotos de participación ciudadana en relación con alguna iniciativa relevante del parlamento, ampliar las posibilidades de información sobre los desplazamientos de los diputados que están muy limitadas en la normativa actual. Siempre he creído con Gramsci que hay que situarse en el “pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad”

Libros favoritos de 2021

Libros favoritos de 2021

Libros favoritos de 2021

Este año he leído poco. En cualquier caso menos que otros años. He leído más poesía que otros años. Ha sido un año más complicado que otros años.

De todas formas, para los que nos gustan las listas, aquí va la mía que simplemente refleja las lecturas de libros editados en el año 2021 que me han dejado alguna huella. Van sin ningún orden más allá que el de la propia memoria. Creo que este año la lista me ha salido bastante maisntream. Veremos

Comienzo con dos que he leído en digital y que no salen, por tanto, en la foto.

encrucijadas-jonathan franzen-9788418363634

Encrucijadas para mi es una vuelta al mejor Franzen, el de Las Correcciones. Su lectura la he disfrutado página a página reconociendo a uno de los más potentes creadores de estilo que he leído. No esperéis acción rápida al gusto de los best-seller al uso para públicos rápidos. Estamos ante una novela de personajes que se van modelando y recreando. Como decía el autor en una entrevista «son gente normal y corriente con problemas normales y corrientes». Para degustadores de la gran novela americana.

Hamnet de Maggie O´Farrell

Hamnet, de Maggie O´Farrell para mi fue el gran descubrimiento del año. Es una novela que te tiene que atrapar y sumergirte en su mundo porque, en caso contrario, te dejará indiferente. Me parece fascinante cómo consigue dejar siempre en el segundo plano un personaje tan poderoso simbólicamente como Shakespeare para poner en el primer plano una historia de mujeres, no sólo de una. La novela presenta a una Agnes poderosa, casi salvaje, mística. En un año en el que hemos vivido el duelo por lo perdido. Cada uno y cada una con su pérdida, grande o pequeña, Hamnet es una novela sobre esas pérdidas importantes y cómo sobrevivir o no.

El libro doce, de Carmen Jodrá me ha reencontrado con la gran poeta que descubrí en Las moras agraces. Gracias como siempre a La Bella Varsovia y a Ignacio Vleming, entre otros, tenemos esta obra que fue la último que entregó la autora antes de su desgraciado final. Con su estilo lleno de clasicismo y referencia greco-latinas, se desliza su peculiar visión de la sensualidad, contenida, visual, casi voyeurista pero de una sensibilidad inusual.

El amante es un duende, un jinete de insectos,

como la reina Mad.

Sus alas son dos hojas o vaina de un gran árbol.

Tiempo sin claves, de Ida Vitale, es otros de los poemarios que me han acompañado en esta pandemia post pandémica. Primer libro tras el Cervantes y, posiblemente, el último libro que piensa publicar según declaraciones de la autora. A sus 98 años, se dice pronto, conserva una lucidez extrema y una precisión en el manejo del lenguaje envidiable. Libro obviamente del recuerdo, también del duelo y la pérdida. No siempre los libros «happy» son los que reconfortan porque en ellos, a mi entender, se les ve rápido el cartón. Prefiero la autenticidad de Vitale que sabe que le queda poco para morir pero eso no le para para determinarse a afirmar todo lo serio de lo que iba la vida.

«Como no estás a salvo de nada, intenta ser tú mismo la

salvación de algo

Caminar despacio, a ver si, tentado el tiempo, hace lo mismo»

Llévame a casa, de Jesús Carrasco, lo leo por una fidelidad casi perruna a este autor hosco y hostil, casi arisco pero que cuanto te engancha no puedes dejarlo. Si digo que esta novela es la anti Feria seguro que me cae una tormenta de mierda pero es lo que pienso. La muerte del padre lleva al protagonista al pueblo de su infancia y allí ocurre todo. El cuidado de la madre con demencia senil en una experiencia que muchos hemos vivido recorre la trama. Novela sin artificios tan al gusto del flojo lector de hoy en día, sin atajos sentimentales, dura como las piedras que se pueden encontrar en un secarral de Toledo. Novela excelentemente escrita.

Las gratitudes de Delphine de Vigan, me llega a través de mis queridas Violeta y Yolanda es un pequeño descanso de liviandad en un año de lecturas agrestes. A pesar de las coincidencias con el tema de la novela de Jesús Carrasco: la vejez, el olvido de la memoria, la senilidad, nada que ver en el enfoque y en el desarrollo de esta novela que se lee con mucho agrado. A pesar de que la anécdota (esa búsqueda de una hecho importante en el pasado que no desvelo) podría caer fácilmente en el sentimentalismo, la autor lo bordea con mucho oficio para transitar en una novelas sobre los sentimientos, los buenos sentimientos tal como es la gratitud. Una novela bonita.

Incluyo un ensayo por primer vez en mis listas de favoritos. En este caso El ocaso de la Democracia, de Anne Applebaum, es un libro necesario, como necesario es pensar cada vez de forma más intensa en lo que nos está pensando. Me contaban que hay programadores culturales en entidades que sólo quieren incluir comedias y musicales en sus agendas culturales al grito de que el público sólo quiere divertirse y reir despues de lo mal que lo han pasado. En mi opinión olvidando el teatro bajo la arena del que hablaba Lorca. Este ensayo creo que toca los problemas, en mi opinión, problemas muy de fondo de lo que nos ocurre: que ya no importe la verdad sino el contexto; que los fenómenos de desinformación más allá de los bursos bulos y están impregnando toda la conversación pública; las guerras culturales como espacio de confrontación y polarización. Y mucho más que se puede encontrar en una lectura muy sugestiva.

La gente no existe, de Laura Ferrero, es otro de mis imprescindibles. Un solo cuento de Laura vale por todo un libro. He de confesar, aunque Lara me retire la palabra, que creo que algunos cuentos de este último libro no están a la altura de ese monumento que era «Piscinas vacías», aun así el talento derramado en algunos merece sobradamente la lectura. Para mi es una de esas visiones literarias imprescindibles por periféricas. El punto de vista que elige Laura para narrar siempre me parece sorprendente, desde lo pequeño o desde lo grande, siempre desde una esquina que muestra una realidad que vale la pena contar. Sus cuentos hablan de la soledad, de la relación con la madre, de la lucidez, del presente. Su dominio de la técnica literaria del cuento me sigue pareciendo de grandísima altura. Muy recomendable.

Azúcar quemado, de Avni Doshi es una pequeña rareza. Otra novela sobre la relación con la madre, ambientada en Nueva Dehli. La novela es un ir y venir desde las tradiciones a la modernidad en un cruce intercultural que me ha gustado. Por otra parte, el tema (que podría ser tremendo) está tratado con un curioso sentido del humor. La leí en verano y me divirtió bastante.

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Volver la vista atrás, de Juan Gabriel Vásquez es la típica novela río latinoamericana para leer en largos días de vacaciones. Mezcla historias de cine, de la guerrilla, de políticas. Puede ser ficción o puede ser realidad, todo con ese toque desmesurado muy propio del autor. Se puede leer como historia latinoamericana del siglo XX pero también con una proyección hacia el presente.

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El país de los otros, de Leila Slimani, se lo dedico a un un buen amigo que vive entre estas dos culturas. La novela habla del desarraigo y de la integración de una familia en el Marruecos colonial. Literaturas sobre el sur global. El país de los otros nunca es el país de nadie si no se convierte en el país de todos. Novela de grandes descripciones sobre modos de vida.

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